Estimada diosa de Ébano:
Me dirijo a tí como humilde sierva de tu mundo para alabarte como diosa que eres, como fantástica anoréxica y como multimillonaria. Desde tu club de fans, estamos desolados por tu detención hace unos días. A ver, ¿la Policía no entiende que tu ex, el árabe, tenía que devolverte tus cosas? Pero si no ganas lo suficiente como para reponerlas!
Querida Naomi, el mundo no entiende que grites e insultes a "ése", el príncipe de Dubai, por no darte tus ropas. Ni tampoco entendió cuando, por arte de magia, el teléfono fue a parar a la cabeza de tu asistente porque la muy burra no fue capaz de comprarte tus vaqueros preferidos.
Y qué decir del retrasado del cocinero que te sirvió una simple ensalada en el yate el otro día, ¿quién se ha creído?
De verdad, mi diosa, este mundo no nos entiende. A tí, porque eres tan super guay que nadie puede llegar a tu nivel de elegancia, y a mí porque nadie entiende cómo con este cerebro no he ganado ya el Pulitzer.
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