Hace más de un año que tengo este blog abandonadito de la mano de Dios, o de Google, que es prácticamente lo mismo pero en empresa (estoy segura que Google sabe más de mi que cualquier Dios), pero hoy he tenido la irrefrenable necesidad de volver a él porque, pese a mis obligaciones laborales y estudiantiles, tengo los tímpanos a punto de explotar gracias a la maravillosa fiesta de cumpleaños de mi vecino/a. Si vuelvo a escuchar a Parchís, Xuxa o la de la mochila azul saldré en las noticias, en las más frikis, juraíto.
Sí, es imposible trabajar, así que he pensado, qué coño, vuelve a tus freaky notices, que en verdad es lo único que se te da bien y lo haces sin pensar. Total, que estoy en modo automático.
Y aquí estoy, leyendo estupideces, porque resulta difícil enterarse de algo interesante de verdad en los medios, hasta que he llegado al campeonato de siesta que se hace en Madrid. Eso sí que es un acontecimiento y lo demás son gilipolleces.
Resulta que del 14 al 23 de octubre Madrid, que es la capital de Españññña, por si a alguien se le había pasado, acoge el Campeonato Nacional de Siesta. Menuda gilipollez, ¿no? Pues no, porque es tan sencillo participar que me planteo exactamente qué hago en Barcelona corrigiendo artículos cuando podría estar sobándola de lo lindo a cambio de una mísera camiseta.
El funcionamiento del concurso es sencillo: Te dan de comer, te ponen un pulsómetro y... a sobar! Y luego están los puntos extra: ropa, postura, decibelios del ronquido. Eso sí, sólo hay que dormir 20 minutos. Aquí es donde fijo que íbamos a perder todos. Es imposible dormir menos de 20 minutos un sábado por la tarde. IM-PO-SI-BLE (coño, han pasado de parchís a la Gaga, alealehandro, alealehandroooo, mis vecinos tendrán un trauma cuando lleguen a adultos FIJO)
Ya lo sabéis, los que podáis, directos a Madrid, y los que no, pues al sofá, que son las 4 y media de un sábado soleado pero fresquito.
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