Hay que ser gilipollas. O chino. Con todos los respetos para los chinos, claro.
La gente cuando se va de vacaciones se lleva de todo, los albornoces de los hoteles, las piedras volcánicas del Teide, las baldosas del Paseo de Gracia, una piedrecita vieja del foro de Roma... Y luego están los que se llevan cosas que creen que van a serles de utilidad (vale, el albornoz entra en esta categoría) como por ejemplo tres chinitos. Los chicos se compraron en el extranjero una PIEDRA FOSFORESCENTE. A ver, ¿que no ponen los Simpsons en China? todo el mundo sabe que si una piedra brilla demasiado... las barbas pongas a remojar!
Pues no, aquí Galileo-li, Einstein-dao y Nostradamus-fei quisieron ser más listos que los demás y se llevaron las piedras fosforitas. Un tesoro decía que eran. Sí, un tesoro... de protones! Uranio empobrecido, eso es lo que era! Si es que hay que ser corkis. La piedra, ojo, pesa 275 kilos y les costó 1.400 euritos. Y lo que yo me pregunto es... ¿Cómo coño la pasaron en la frontera?
Me imagino la conversación: "No mira, señor de la aduana, es que me he comprado una piedra que brilla y la quiero llevar a mi pueblo natal para que me hagan un homenaje por ser el más listo". Y el aduanero, listo también donde los haya, "sí hombre, sí, pasa, que aquí andamos faltos de uranio".
Lo mejor de la noticia es que los tres genios están sanos después de los exámenes médicos. Una ostia bien dada es lo que se merecen!
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